Reconosco ser un fiel consumidor de este restaurant, creado en 1975, con 25 años de experiencia. Las primeras veces que fui, me di cuenta que tenían 2 especialidades que nunca cambian y son siempre fieles: sus famosos crudos y por supuesto sus hamburguesas, lomitos, churrascos, perniles, etc.
Esta tienda tiene un acogedor y entretenido toque familiar, sumando sus precios perfectamente acorde al producto entregado. Es algo redondo, no es un lugar directamente orientado a la comida Chileno-Alemana (entiéndase como Sándwich y hot dogs de todo tipo) como los clásicos del rubro - fuente alemana, fuente suiza, dominos, Kika Ilmenau – y esto porque posee una variedad de platos que no destacan, pero tampoco defraudan (desde pescados hasta carnes). La atención es buena, ya que son siempre los mismos garzones, con años de experiencia, lo que la hace rápida y eficiente (excepto claro cuando faltan cocineros o cosas así, que en este restaurant no suele suceder). En general es un lugar que a uno lo deja bien, en el sentido que no sientes que pagaste de más.
Creo que hay 2 áreas donde tiene un alto déficit, que serían las cervezas y los postres, donde deberían de tener una mayor variedad y calidad.
Honestamente, es muy difícil salir defraudado de este local. La mayoría de las personas que suelen ir, vuelven.
Resultado…
¡Un cliente más!
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